domingo, noviembre 08, 2009

Un comentario para la reflexión

A RÍO REVUELTO, GANANCIA DE...SOSTENEDORES


Fuente: http://www.paideia.cl/index.html


La huelga de docentes ha puesto en tela de juicio el trabajo de quienes se desempeñan en el sector municipalizado. Ahora todos lanzan la consigna, parodiando a JFK, "No pregunten más por la deuda histórica que se tiene con los profesores, sino por la deuda de los profesores con la educación", acuñada por la reacción gubernamental.


Pero, en este juego de buscar culpables al pecado de reclamar por lo que se debe, los sostenedores privados (que no son otros que la Iglesia Católica), con el oportunismo propio que históricamente ha caracterizado a esta empresa, aparecen salvando a los pobres jóvenes de cuarto medio para que logren salir exitosos de la prueba que, cual juicio de dios, es aplicada año tras año para seleccionar a los hijos más preclaros de la educación privada.


Estos macarras de la moral, al decir de Serrat, no escatiman esfuerzos para adueñarse de lo poco que aún queda de educación pública, apoyados por aquellos moros y otros tantos cristianos que diseñaron una reforma curricular pensada en función de la pagada.


Por cierto que el mundo docente tiene responsabilidad en lo que pasa, pero no por la mala calidad de ella. La tiene porque no es capaz de disentir ni de levantar su propuesta propia, alejada de los esquemas tecnocráticos neoliberales a que se aficionó, por un prurito de modernidad. De salir del entrampamiento a que lo llevan con el Estatuto Docente y las remuneraciones por incentivos. No puede caer en el juego de aquellos que, al igual que el tonto que mira el dedo cuando el sabio apunta a las estrellas, hablan de lo que se pierde en subvención y no lo que este país ha perdido por la educación que se heredó de la dictadura y cuya matriz han continuado aplicando.


Lamentablemente, con el circo de diciembre nada se logrará, porque los payasos repiten los chistes fomes y añejos; al contorsionista recién contratado, que también se las da de prestidigitador, se le caen las claves, y el que podría ser el señor Corales, no logró atraer a toda la troupe.


Así, nadie espere mejorías.



La huelga de docentes ha puesto en tela de juicio el trabajo de quienes se desempeñan en el sector municipalizado. Ahora todos lanzan la consigna, parodiando a JFK, "No pregunten más por la deuda histórica que se tiene con los profesores, sino por la deuda de los profesores con la educación", acuñada por la reacción gubernamental.


Pero, en este juego de buscar culpables al pecado de reclamar por lo que se debe, los sostenedores privados (que no son otros que la Iglesia Católica), con el oportunismo propio que históricamente ha caracterizado a esta empresa, aparecen salvando a los pobres jóvenes de cuarto medio para que logren salir exitosos de la prueba que, cual juicio de dios, es aplicada año tras año para seleccionar a los hijos más preclaros de la educación privada.


Estos macarras de la moral, al decir de Serrat, no escatiman esfuerzos para adueñarse de lo poco que aún queda de educación pública, apoyados por aquellos moros y otros tantos cristianos que diseñaron una reforma curricular pensada en función de la pagada.


Por cierto que el mundo docente tiene responsabilidad en lo que pasa, pero no por la mala calidad de ella. La tiene porque no es capaz de disentir ni de levantar su propuesta propia, alejada de los esquemas tecnocráticos neoliberales a que se aficionó, por un prurito de modernidad. De salir del entrampamiento a que lo llevan con el Estatuto Docente y las remuneraciones por incentivos. No puede caer en el juego de aquellos que, al igual que el tonto que mira el dedo cuando el sabio apunta a las estrellas, hablan de lo que se pierde en subvención y no lo que este país ha perdido por la educación que se heredó de la dictadura y cuya matriz han continuado aplicando.


Lamentablemente, con el circo de diciembre nada se logrará, porque los payasos repiten los chistes fomes y añejos; al contorsionista recién contratado, que también se las da de prestidigitador, se le caen las claves, y el que podría ser el señor Corales, no logró atraer a toda la troupe.


Así, nadie espere mejorías.

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